domingo, 24 de mayo de 2015

Biografía Escolar MªÁngeles Pineda Román


Durante los primeros doce años de mi vida, he estado en un pequeño colegio de campanillas “CEIP LUIS CERNUDA”, el trato en ese colegio era muy cercano y familiar ya que había una clase de cada curso. 
En mi experiencia escolar siempre he estado acompañada de mi hermana melliza y gracias a la escuela a mis mejores amigas.
En infantil teníamos una profesora gallega que se llamaba Guadalupe, esa profesora fue muy importante para mí porque daba todo por su profesión, ella nos trataba con mucha ternura y amor. Recuerdo que en clase jugábamos a las cocinitas, también con las alfombras de coches, hacíamos cojines personalizados para la hora de la siesta. Además de enseñarnos los colores, imágenes, números también nos enseñaban necesidades básicas como aprender a hacer pis en el baño y a lavarnos los dientes.
Lo mejor para mí era el recreo, cuando en invierno jugábamos a “las casitas” y cogíamos las hojas de los arboles para hacer las comida y en verano nos ponían piscinas, globos de aguas y nos compraban helados.
Las excursiones eran muy divertidas, íbamos a la granja escuela y allí comíamos macarrones, visitábamos el jardín botánico, también subíamos el monte de mi barrio para plantar pinos y allí comíamos y descansábamos.

Recuerdo una anécdota en preescolar,  mis amigas y yo metimos en el baño al niño más guapo de la clase, ese chico nos sacaba dos cabezas de alto y le dimos un beso y el maestro nos pillo y nos castigo, cuando hacíamos algo malo nos sentaba en “La silla de pensar” y nos dejaban un rato hasta que reflexionáramos sobre lo que hicimos mal.
Lo que no me gustaba de las clases de infantil era la distribución del aula,  nos sentaban en clase por pareja pero según la estatura, siempre me sentaban con mi hermana y mis compañeros se reían de nosotras porque ellos eran más altos.
Cuando llegaba la navidad comíamos polvorones, roscos de reyes, venía Papa Noel a darnos regalos y cantábamos villancicos.

El comienzo de primaria fue muy difícil para mí, ya que nos quitaron los horas de juegos, el cambio de recreo y de maestros. 
Me acuerdo que empezamos las clases con un maestro que se llamaba Antonio que era muy bueno, él trasmitía el amor por su profesión y por la música pero solo nos dio clases los primeros meses, se tubo que ir por problemas de salud y vino una maestra muy borde y exigente que explicaba poco y cada vez que ella entraba a clase nos ponía en tensión y nos ponía nerviosos cuando golpeaba la mesa con la regla para que nos calláramos; una vez recuerdo que mando a fuera de la clase a un compañero y casi le pilla la mano con la puerta al cerrarla tan fuerte.

El cambio al recreo de primaria hizo que  los niños y las niñas ya no jugáramos juntos, los niños se iban a las pistas a jugar al fútbol y las niñas jugábamos a las pastelerías, hacíamos mezcla de zumo con la tierra y eso eran "pasteles", le llamábamos “ La fábrica de chocolate”, cuando sonaba la campana en el recreo corriendo teníamos que estar en la fila.

En primaria nos sentaban dependiendo del maestro, muchas veces de cuatro, en forma de U o en tres filas.
Recuerdo muchas obras de teatros, donde hacía de mariposa, en otras de flores, en el día de Andalucía comíamos jamón serrano con aceite y tomate y bebíamos chocolate; cuando se acercaba el día de la constitución comíamos tarta y también recuerdo que hacíamos una fiesta en la que cada alumno llevaba una comida típicas de un país e íbamos de un puesto a otro y en cada puesto aprendíamos cosas de diferentes países.

Los castigos que tuve en primaria fueron contra la pared por mojarnos los pelos en el cuarto de baño con mis amigas y recuerdo otro castigo de dos días sin recreo y escuchando opera porque nos castigaron por hacer una boda en el recreo, cada uno llevábamos comida, bebidas y chucherías sin el permiso de los profesores, me acuerdo que yo era la dama de honor de la boda y mi hermana melliza era el cura, y eso provocó que los maestros se enfadarán y nos castigaran.

Recuerdo que la maestra Rocío me decía que era una chica muy lista, se me daba bien casi todo, las tablas de multiplicar, el abecedario, los problemas de matemática , la formación de palabras pero en cambio, me costaba diferenciar “La y Le” y estuve una semana yendo a clases de refuerzo.
La metodología era tradicional, los profesores eran los que explicaban y nosotros chicos obedientes que recibíamos la información, no había ninguna dinámica en clase y había falta de motivación.
Mis asignaturas favoritas en el colegio eran las matemáticas y el conocimiento del medio, el inglés que he dado en el colegio siempre ha sido pésimo.
Mis padres siempre han estado muy implicados en la participación escolar, iban a tutoría, me preguntaba todo los días por los deberes, participan en el AMPA.
Recuerdo que mi madre nos apunto a mi y a mi hermana a clases extraescolares de atletismo y balonmano e informática, para que no estuviéramos toda la tarde en el parque jugando con mis amigas.
En mi clase había mucho compañerismo, nos ayudábamos mutuamente y sobre todo con los niños discapacitados que había en clases, lo cuidábamos como si fueran hermanos.
La evaluación era continua, nos examinaban por cada tema, se dividía la nota en exámenes, actividades, actitudes y progreso
Las excursiones en primaria eran más largas y muy educativas, estuvimos una semana en una casa rural en los montes de málaga, íbamos al baloncesto, a museos... También recuerdo las charlas de información, venían al centro policías, bomberos etc.

La escuela ha aportado a mí vida muchísimas cosas buenas, gracias a ella por estar hoy donde estoy, comenzando una nueva meta en mi vida y también por conocer a mis mejores amigas.

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