Durante los
primeros doce años de mi vida, he estado en un pequeño colegio de
campanillas “CEIP LUIS CERNUDA”, el trato en ese colegio era muy
cercano y familiar ya que había una clase de cada curso.
En mi
experiencia escolar siempre he estado acompañada de mi hermana
melliza y gracias a la escuela a mis mejores amigas.
En infantil
teníamos una profesora gallega que se llamaba Guadalupe, esa
profesora fue muy importante para mí porque daba todo por su profesión,
ella nos trataba con mucha ternura y amor. Recuerdo que en clase
jugábamos a las cocinitas, también con las alfombras de coches,
hacíamos cojines personalizados para la hora de la
siesta. Además de enseñarnos los colores, imágenes, números
también nos enseñaban necesidades básicas como aprender a hacer
pis en el baño y a lavarnos los dientes.
Lo mejor para
mí era el recreo, cuando en invierno jugábamos a “las casitas”
y cogíamos las hojas de los arboles para hacer las comida y en verano
nos ponían piscinas, globos de aguas y nos compraban helados.
Las
excursiones eran muy divertidas, íbamos a la granja escuela y allí
comíamos macarrones, visitábamos el jardín botánico, también
subíamos el monte de mi barrio para plantar pinos y allí comíamos
y descansábamos.
Recuerdo una anécdota en preescolar, mis amigas y yo metimos en el
baño al niño más guapo de la clase, ese chico nos sacaba dos
cabezas de alto y le dimos un beso y el maestro nos pillo y nos
castigo, cuando hacíamos algo malo nos sentaba en “La silla de
pensar” y nos dejaban un rato hasta que reflexionáramos sobre lo
que hicimos mal.
Lo que no me
gustaba de las clases de infantil era la distribución del aula, nos sentaban en clase por
pareja pero según la estatura, siempre me sentaban con mi hermana y
mis compañeros se reían de nosotras porque ellos eran más altos.
Cuando llegaba
la navidad comíamos polvorones, roscos de reyes, venía Papa Noel a
darnos regalos y cantábamos villancicos.
El comienzo de
primaria fue muy difícil para mí, ya que nos quitaron los horas de
juegos, el cambio de recreo y de maestros.
Me acuerdo que empezamos
las clases con un maestro que se llamaba Antonio que era muy bueno,
él trasmitía el amor por su profesión y por la música pero solo
nos dio clases los primeros meses, se tubo que ir por problemas de
salud y vino una maestra muy borde y exigente que explicaba poco y
cada vez que ella entraba a clase nos ponía en tensión y nos ponía
nerviosos cuando golpeaba la mesa con la regla para que nos
calláramos; una vez recuerdo que mando a fuera de la clase a un
compañero y casi le pilla la mano con la puerta al cerrarla tan
fuerte.
El cambio al
recreo de primaria hizo que los niños y las niñas ya no
jugáramos juntos, los niños se iban a las pistas a jugar al fútbol
y las niñas jugábamos a las pastelerías, hacíamos mezcla de zumo con la tierra y eso eran "pasteles", le
llamábamos “ La fábrica de chocolate”, cuando
sonaba la campana en el recreo corriendo teníamos que estar en la
fila.
En primaria
nos sentaban dependiendo del maestro, muchas veces de cuatro, en
forma de U o en tres filas.
Recuerdo
muchas obras de teatros, donde hacía de mariposa, en otras de flores, en el día de Andalucía comíamos
jamón serrano con aceite y tomate y bebíamos chocolate; cuando se
acercaba el día de la constitución comíamos tarta y también
recuerdo que hacíamos una fiesta en la que cada alumno llevaba una
comida típicas de un país e íbamos de un puesto a otro y en cada
puesto aprendíamos cosas de diferentes países.
Los castigos
que tuve en primaria fueron contra la pared por mojarnos los pelos en
el cuarto de baño con mis amigas y recuerdo otro castigo de dos
días sin recreo y escuchando opera porque nos castigaron por hacer
una boda en el recreo, cada uno llevábamos comida, bebidas y
chucherías sin el permiso de los profesores, me acuerdo que yo era
la dama de honor de la boda y mi hermana melliza era el cura, y eso
provocó que los maestros se enfadarán y nos castigaran.
Recuerdo que
la maestra Rocío me decía que era una chica muy lista, se me daba
bien casi todo, las tablas de multiplicar, el abecedario, los
problemas de matemática , la formación de palabras pero en cambio,
me costaba diferenciar “La y Le” y estuve una semana yendo a
clases de refuerzo.
La metodología
era tradicional, los profesores eran los que explicaban y nosotros
chicos obedientes que recibíamos la información, no había ninguna
dinámica en clase y había falta de motivación.
Mis
asignaturas favoritas en el colegio eran las matemáticas y el
conocimiento del medio, el inglés que he dado en el colegio siempre
ha sido pésimo.
Mis padres
siempre han estado muy implicados en la participación escolar, iban
a tutoría, me preguntaba todo los días por los deberes, participan
en el AMPA.
Recuerdo que
mi madre nos apunto a mi y a mi hermana a clases extraescolares de
atletismo y balonmano e informática, para que no estuviéramos toda
la tarde en el parque jugando con mis amigas.
En mi clase
había mucho compañerismo, nos ayudábamos mutuamente y sobre todo
con los niños discapacitados que había en clases, lo cuidábamos
como si fueran hermanos.
La evaluación
era continua, nos examinaban por cada tema, se dividía la nota en
exámenes, actividades, actitudes y progreso
Las
excursiones en primaria eran más largas y muy educativas, estuvimos
una semana en una casa rural en los montes de málaga, íbamos al
baloncesto, a museos... También recuerdo las charlas de
información, venían al centro policías, bomberos etc.
La escuela ha
aportado a mí vida muchísimas cosas buenas, gracias a ella por
estar hoy donde estoy, comenzando una nueva meta en mi vida y también
por conocer a mis mejores amigas.
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